Fascinante Fascismo Susan Sontag
Tras la eclosión
del cine sonoro en 1927 con la película (The Jazz Singer), que supuso
una revolución en el séptimo arte , dicho sea de paso tuvo sus
detractores que opinaban que el sonido desnaturalizaba el relato fílmico
y coartaba la libertad del montaje, fase crucial en la realización, tuvieron en
el cine (sobre todo con el añadido de novedad técnica que ofrecía el sonido
ya en décadas posteriores, dónde la situación mundial estuvo envuelta en el
surgimiento de los totalitarismo ideológicos de corte fascista/comunista),
la palanca impulsora de divulgación e exhibición al servicio de este nuevo
cambio social y geopolítico, en el periodo de entreguerras hasta la
finalización de la IIGM y posteriormente.
Los ministerios
propagandísticos de los totalitarismos, utilizaron este arte como divulgador
ideológico a modo de “documentales” que ensalzaban el poder exhibido formando parte de esa reeducación popular, sirviendo como medio "castrante", para
fagocitar ese pensamiento propio, fuera de lo que es la idiosincrasia del
totalitarismo en cuestión. Centrándonos en la Alemania post-weimar en la que
sube al poder como canciller Adolf Hitler, tras el desencanto de una población
sumida en la pobreza y desesperanza producidos en gran medida, por las
condiciones “abusivas” de los vencedores de la primera gran guerra (Versalles
1920), utiliza a través del ministro de propaganda Gobbels el cine para ensalzar la grandiosidad
del fascismo, con cineastas de cabecera como Leni Riefenstahl y obras
como El triunfo de la voluntad y Olimpia. Posteriormente
volveremos a dar unas pinceladas técnicas a estas dos obras en la
propagandísticas del ideario nazi, aunque producidas para este fin no estarán
exentas de medios y brillantez en su dirección. Es momento de centrarnos en la figura de la Leni
Riefenstahl (una vida longeva y llena de ricos matices), según el libro
de Angelika Taschen, Cinco Vidas, libro que habla de la
semblanza de la cineasta alemana, recoge a una Leni en cinco etapas de su
vida fue bailarina, actriz, directora fotógrafa y submarinista. A través de sus
memorias Taschen, hace ver a una persona que apolítica no distinguía las
ideas de derecha ni de izquierda, pero que se sintió atrapada o deslumbrada por
la figura de Hitler en su momento y contribuyó con su trabajo a consumar
esas ideas nacionalsocialistas (¿A caso tuvo alternativa?) que
produjeron esa avalancha de sucesos tan convulsos en la Alemania de
entreguerras hasta el estallido de la IIGM.
Helen Amalia Bertha Riefenstahl nace el 22 de agosto del año 1902 en Berlín. Desciende de una familia de artesanos, su padre a quien ella describe como un hombre colérico y autoritario fundaría una empresa de sistemas de calefacción y ventilación. Su primera pasión fue el baile, actividad que contaba con la enérgica desaprobación paterna, y la que practicaba con la complicidad de su madre, hecho que le acarreó serios problemas con su marido. Su afición por el cine y la fotografía se le despertó por el filme del director alemán Arnold Franck La montaña del destino (1924), en la que en un encuentro fortuito con el propio Franck, le expone las ganas de poder trabajar en la industria cinematográfica.
Volviendo a la
época nazi en la que estuvo al servicio de ese ministerio de propaganda, sus
obras mencionadas anteriormente, una que es el docufilm del discurso de Hitler
en Nuremberg y el otro Olimpia sobre los juegos olímpicos de Berlín
1936, son obras de dirección muy brillantes, con medios de filmación no vistos
hasta el momento, mucho más adelantados a los utilizados en la Rusia post-revolucionaria,
y en la que reflejan la belleza, la sumisión, la protección, todos esos valores
que la propaganda nazi expande con todos los medios que tiene a su alcance y
que calan en un población que ve en la figura del Führer un especie de salvador mesiánico, que hará sus
vidas un giro y pongan a Alemania en el
sitio de preponderancia que se merece. Este filme, El triunfo de la Voluntad, viene a colación al sentido de percibir
la fascinación que despertaría el personaje de Hitler en el pueblo, un hecho
que estaba entre los objetivos de la ideología política y estética nazi,
derivado de un profundo narcisismo. Riefenstahl después de la contienda es
arrestada y puesta en libertad por lo aliados, y considerada una víctima de la
coyuntura política. Esto nos puede
introducir en el eterno debate si las dos obras de Leni Riefenstahl, son
películas documentales o propagandísticas y esto está claro que de documental
no tenía nada, porque el montador decide incorporar partes en el film, de
realidad y además se hace en estudio ex profeso, siendo l la directora la que selecciona. parte de lo filmado incluirá en la película, por lo tanto, se
trata de una obra maestra, pero una obra maestra del mal.
En su faceta de
fotógrafa destaca su obra El reino de África (1966), un reportaje fotográfico
de la tribu Nuba en Sudán, pasión adquirida por este continente al que volvió
como submarinista, tras la lectura “Las verdes colinas de África” de Ernest
Hemingway. Esta obra muy afamada podemos asemejarla a la de Olimpia donde se
ensalza la pulcritud física y belleza del cuerpo humano, en este caso masculino de
atletas por un lado y luchador aguerrido africano, al cual sólo le importa la
victoria sobre su homónimo por encima de cualquier cosa de igual semejanza a la
que puede optar un competidor deportivo. Esta obra dice algunos críticos que
se hizo por parte de Leni por expiación de sus pecados y limpieza de su imagen,
aunque sea como fuere no hay que quitar méritos al trabajo de la cineasta.
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